La piel es el órgano más grande del cuerpo y, en muchos casos, actúa como un indicador de la salud general.
Los cambios en su color, textura o apariencia pueden alertar sobre desequilibrios internos que requieren atención. Reconocer estos signos a tiempo puede ayudar a detectar enfermedades en sus etapas iniciales y a tomar decisiones preventivas más informadas.
A continuación, analizamos algunas manifestaciones cutáneas comunes que podrían estar asociadas con afecciones médicas subyacentes.
1. Piel amarillenta (ictericia)
La coloración amarillenta de la piel y los ojos suele estar relacionada con problemas hepáticos, como hepatitis o cirrosis. Se debe a un exceso de bilirrubina en la sangre, que el hígado no puede procesar correctamente.
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