Acogimos a un niño de 3 años, pero mi marido entró en pánico durante el primer baño y dijo: “¡Tenemos que devolverlo!”.

El sueño de tener un hijo era tan poderoso que llenó cada rincón de los corazones de Ella y Eric, impulsándolos a hacer lo que fuera necesario para hacerlo realidad.

Después de muchos intentos fallidos de quedar embarazadas y de gastar mucho dinero en tratamientos y FIV, se dieron cuenta de que no podrían tener un hijo por sí solos.

 

 

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