Mi nuera me llamó su “niñera incorporada” — esa fue la gota que colmó el vaso

La alegría de ser abuela
Cuando mi nuera dio la bienvenida a sus gemelos el año pasado, me llené de alegría. Ser abuela siempre había sido mi sueño. Me imaginaba consintiendo a mis hijos con pequeños regalos, escuchando sus risas y llenando los fines de semana de momentos en familia.

Pero nunca imaginé esto: noches sin dormir cargando bebés, cambios de pañales interminables y ser tratada como nada más que “la niñera” varias veces a la semana.

Ayudando por amor
Al principio, no me importaba. Sabía que mi hijo y mi nuera tenían mucho trabajo, así que pasaba un par de veces por semana para cuidarlos y ayudar con las tareas. Era agotador, pero lo hacía por amor.

Pronto, sin embargo, mis visitas ya no se sentían como momentos felices con mis nietos. Se sentían como dirigir una guardería. Nadie me preguntaba si estaba disponible. Entraba y mi nuera me entregaba un bebé y me decía: “El otro está en el cambiador. ¿Puedes encargarte de eso?”.

Pero no soy niñera. Ya crié a mis hijos y nunca esperé volver a asumir ese papel a los 60.

Cada vez que intentaba poner un límite, ella lo ignoraba con un: “Eres su abuela. Eso es lo que hacen las abuelas”.

¿Pero realmente significa eso ser abuela? Para mí, se trata de amor, alegría y apoyo: no tener que limpiar, trasnochar ni cuidar niños sin remuneración. Cuando intentaba comentárselo a mi hijo, siempre estaba “demasiado ocupado”.

 

 

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