Un padre soltero con dificultades entró a una tienda de lujo sosteniendo la mano de su hija. El personal se rió, pero minutos después, el dueño de la tienda lo reconoció y reveló una verdad que nadie esperaba.

La promesa de un padre
El viento de la tarde atravesaba su chaqueta desgastada mientras un cansado padre soltero abría las puertas de cristal de una boutique de lujo. Su abrigo estaba roto en la manga y sus zapatos habían recorrido demasiado tiempo. De la mano de su hijita, susurró con dulzura: «Buscaremos algo pequeño, ¿de acuerdo? Al fin y al cabo, es tu cumpleaños».

En el interior, brillantes lámparas de araña brillaban sobre los suelos de mármol pulido. Cada rincón del lugar evocaba dinero y elegancia. Los clientes se movían lentamente, envueltos en abrigos de piel y con bolsos de diseño.

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