Las anfetaminas se utilizan para tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Aunque mejoran temporalmente la concentración, su uso prolongado puede provocar pérdida de memoria y otros daños cognitivos duraderos. Son adictivas física y emocionalmente y pueden causar problemas graves como arritmias cardíacas.
Es fundamental que los profesionales sanitarios supervisen cuidadosamente sus prescripciones. También deberían considerarse enfoques no farmacológicos como la terapia conductual.
Antihistamínicos de primera generación: Alivio hoy, problema mañana
Los antihistamínicos de primera generación, como la difenhidramina, se utilizan para tratar las alergias pero pueden causar deterioro cognitivo debido a su acción anticolinérgica. Un estudio reciente ha demostrado que su uso prolongado está asociado con un mayor riesgo de demencia.
Para el tratamiento a largo plazo de las alergias son preferibles alternativas menos dañinas, como la cetirizina. Es importante consultar a un médico antes de tomar estos medicamentos durante un período prolongado.
Antidepresivos tricíclicos y pérdida de memoria
Los antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina, aumentan la disponibilidad de varios neurotransmisores pero también tienen efectos anticolinérgicos. Esto hace que se asocien con un mayor riesgo de demencia y deterioro cognitivo, especialmente en personas mayores.
Hoy en día existen alternativas más seguras, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que ofrecen un mejor perfil de seguridad.
Estatinas y función cognitiva
continúa en la página siguiente