Preparar los ingredientes: Precalienta el horno a 180°C y prepara una bandeja para hornear cubriéndola con papel vegetal o engrasándola ligeramente con mantequilla. En un bol grande, tamiza la harina junto con el polvo de hornear y la pizca de sal. Tamizar los ingredientes secos asegura que los bizcochitos queden ligeros y esponjosos.
Mezclar la mantequilla y el azúcar: En otro bol, bate la mantequilla a temperatura ambiente junto con el azúcar hasta obtener una mezcla cremosa y pálida. Este paso es crucial para incorporar aire a la mezcla, lo que resultará en bizcochitos más esponjosos.
Añadir los huevos y la ralladura: Agrega los huevos uno a uno a la mezcla de mantequilla y azúcar, batiendo bien después de cada adición. Si decides añadir ralladura de limón o naranja, este es el momento de hacerlo. La ralladura aportará un toque fresco y aromático a los bizcochitos, realzando su sabor.
Incorporar los ingredientes secos: Poco a poco, añade la mezcla de harina a la preparación anterior, mezclando con movimientos envolventes hasta obtener una masa homogénea y sin grumos. Evita batir en exceso para que la masa no pierda aire y los bizcochitos queden ligeros.
Formar los bizcochitos: Con la ayuda de una cuchara o una manga pastelera, coloca porciones de masa sobre la bandeja de horno, dejando espacio entre cada una, ya que crecerán durante la cocción. Si prefieres, puedes darles una forma redondeada o aplanada según tu gusto.
Hornear: Lleva la bandeja al horno precalentado y hornea durante 12-15 minutos, o hasta que los bizcochitos estén dorados en los bordes y ligeramente firmes al tacto. No los hornees en exceso para que mantengan su textura suave. Retíralos del horno y déjalos enfriar sobre una rejilla.
Decorar y servir: Una vez fríos, puedes espolvorearlos con azúcar glas para darles un toque dulce adicional y un aspecto más atractivo. Los bizcochitos están listos para disfrutar y compartir.