Cambié de copas en nuestra cena de aniversario y descubrí un secreto impactante

Pero en las últimas semanas, algo en él había cambiado. Era más tranquilo conmigo, guardaba su teléfono en el bolsillo cuando entraba en una habitación, y las “emergencias laborales” aparecían a deshoras. Cosas pequeñas. Cosas que uno podría ignorar, a menos que lo conociera tan bien como yo.
La cena estaba en pleno apogeo, con risas y conversaciones que se entrelazaban en un cálido murmullo. Marcus presidía la mesa, levantando su copa de vino para brindar.
Mientras hablaba, recordando nuestros primeros años, haciendo reír a los invitados, mi mirada se quedó fija en sus manos. Y entonces lo vi.
Con un movimiento rápido y experto, Marcus sacó un pequeño paquete de su bolsillo y vertió su contenido en mi vaso. El fino polvo se disolvió al instante en el vino tinto. No me miró.
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