1. Mejorar la higiene bucal
Uno de los pasos más importantes es mantener una buena higiene bucal, lo que incluye:
Cepillarse los dientes aproximadamente dos veces al día.
Usar hilo dental a diario para eliminar los restos de comida de entre los dientes.
Limpiarse la lengua con un raspador o cepillo para eliminar las bacterias.
2. Enjuagues bucales
Usar enjuagues bucales antisépticos puede ayudar a reducir la cantidad de bacterias en la boca y disminuir el riesgo de formación de cálculos amigdalinos. Por lo tanto, busque productos que contengan clorhexidina o aceite de árbol de té.
3. Hidratación adecuada
Beber suficiente agua es esencial para mantener la boca hidratada y ayudar a eliminar los desechos. La saliva también juega un papel importante en el proceso natural de limpieza bucal.
4. Evitar los alimentos irritantes
Algunos alimentos pueden contribuir a la formación de cálculos amigdalinos o empeorar el olor, por lo que debe evitar los alimentos con olores fuertes, como el ajo y la cebolla, así como los productos lácteos si nota que afectan su salud. 5. Extracción manual
Si los cálculos amigdalinos son visibles y causan molestias, algunas personas optan por extraerlos manualmente con un hisopo de algodón o un irrigador bucal. Sin embargo, es importante tener cuidado de no dañar las amígdalas ni causar infecciones.
6. Consulta médica
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Si los cálculos amigdalinos son recurrentes o causan problemas importantes, es recomendable consultar a un médico o dentista. En algunos casos, se pueden considerar opciones como la amigdalectomía (extirpación de las amígdalas).
Los bultos blancos o amarillos en las amígdalas, conocidos como cálculos amigdalinos, son un problema común pero tratable. Comprender sus causas y cómo manejarlos puede ayudar a reducir su aparición y mejorar la calidad de vida.
Mantener una buena higiene bucal es clave para prevenir su formación y combatir el mal olor asociado. Si experimenta problemas persistentes, no dude en buscar atención médica para obtener el tratamiento adecuado.
