Enjuague las fresas únicamente antes de consumirlas.
Utilice agua fría y opcionalmente agregue un chorrito de vinagre blanco para matar las bacterias.
2. Utilice un recipiente de almacenamiento seco y transpirable
El flujo de aire y la sequedad son claves para mantener las fresas frescas.
Cómo almacenar:
Cubra un recipiente poco profundo con toallas de papel para absorber la humedad.
Utilice un recipiente con orificios de ventilación o deje la tapa ligeramente entreabierta.
Evite las bolsas de plástico selladas: atrapan la humedad y promueven el moho.
3. Refrigerar a la temperatura adecuada
La refrigeración retrasa el deterioro, pero sólo si se realiza correctamente.
Mejores prácticas:
Guarde las fresas en el cajón de verduras de su refrigerador, idealmente entre 0 y 2 °C (32 y 36 °F).
Mantenlos alejados de las secciones más frías (generalmente en la parte trasera), ya que las temperaturas bajo cero pueden dañarlos.
4. Congelar para uso a largo plazo
La congelación es perfecta si no vas a comerlos todos en una semana.
Pasos para la congelación:
Lave suavemente y seque completamente las fresas.
Quitar los tallos.
Extiende sobre una bandeja para hornear en una sola capa y congela.
Una vez congelado, transfiéralo a una bolsa o recipiente apto para congelador.
Consejo: Las fresas congeladas pueden durar más de 6 meses y son excelentes para batidos, salsas y productos horneados.
5. Guárdelo entero, no cortado en rodajas
Las fresas cortadas liberan jugos, creando el ambiente perfecto para el moho.
Qué hacer:
Mantenga las fresas enteras hasta que esté listo para usarlas.
Sólo córtelos en rodajas justo antes de servir.
6. Retire las bayas en mal estado de inmediato
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