Varios factores pueden aumentar la probabilidad de desarrollar una uña encarnada:
- Usar zapatos apretados o estrechos que ejerzan una presión excesiva sobre los dedos del pie.
- Corte inadecuado de las uñas, como cortar las uñas de los pies demasiado cortas o redondear los bordes.
- Lesiones en los dedos del pie, incluidos golpes o presiones repetidas al practicar deportes.
- Uñas de los pies naturalmente curvadas, que son más propensas a crecer hacia adentro.
- Mala higiene de los pies, que puede aumentar la irritación y el riesgo de infección.
- Comprender estas causas puede ayudar tanto en el tratamiento como en la prevención.
- Dolor o sensibilidad a lo largo de uno o ambos lados de la uña del pie.
- Enrojecimiento e hinchazón alrededor del área afectada.
- Calor o incomodidad al aplicar presión.
- Pus, drenaje o enrojecimiento que se extiende, lo que puede sugerir una infección.
Si los síntomas empeoran o no mejoran con el cuidado en el hogar, se recomienda una evaluación médica profesional.

Tratamientos caseros para las uñas encarnadas
1. Remoje el pie en agua tibia con sal
Remojar el pie en agua tibia con sal de Epsom ayuda a suavizar la uña y la piel circundante y, al mismo tiempo, reduce la hinchazón.
Cómo hacerlo:
- Llene un recipiente con agua tibia y agregue 1 o 2 cucharadas de sal de Epsom.
- Remoje su pie durante 15 a 20 minutos, dos o tres veces al día.
- Después seque bien el pie para evitar el exceso de humedad.

2. Levante suavemente la uña
Después de remojar, puedes intentar levantar con cuidado el borde de la uña encarnada.
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