Cuando encontré 30 extrañas marcas rojas en la espalda de mi esposo, lo llevé a urgencias, pero lo que dijo el médico después hizo que mi corazón se detuviera.

“Eso lo explica todo”, dijo el detective en voz baja. “Esto no fue casualidad. Alguien le aplicó un compuesto corrosivo en la camisa o la piel. Es una agresión”.

 

 

Me fallaron las piernas. Me agarré al borde de la silla, temblando.

 

 

La verdad sale a la luz
Después de varios días de tratamiento, el estado de David comenzó a mejorar. Las ampollas rojas desaparecieron, dejando cicatrices leves.

Cuando por fin recuperó las fuerzas para hablar, me tomó de la mano y susurró: “Siento no habértelo dicho antes. Hay un hombre en el trabajo, el capataz. Quería que firmara facturas falsas por materiales que nunca se entregaron. Me negué. Me amenazó… pero nunca pensé que haría algo así”.

Las lágrimas corrían por mi rostro. Mi honesto y amable esposo había sufrido por elegir la integridad.

 

 

 

 

Justicia y Sanación
La policía lo confirmó todo. El hombre —un subcontratista llamado Rick Dawson— había aplicado en secreto un irritante químico a la camisa de David mientras se cambiaba en la obra. Quería darle una lección.

Arrestaron a Rick y la empresa inició una investigación exhaustiva.

 

 

⏬ Continua en la siguiente pagina ⏬

Leave a Comment