La noche de bodas y el impactante secreto tras el vestido
La boda se celebró discretamente, con pocos invitados, solo algunas personas de su séquito. Recibí las escrituras y las llaves de un Lexus LX 600, que ella había depositado en un sobre de boda.
La miré con su vestido de novia blanco, su rostro meticulosamente maquillado, y me sentí confundida.
Sonrió y dijo: «Sé que has trabajado duro. Ahora es el momento de cumplir mi promesa».
La ayudé a entrar al lugar de la boda.
La ayudé a ponerse el vestido.
Pero cuando la tela cayó, me quedé paralizada y casi me desplomo del susto.
Su espalda estaba cubierta de cicatrices, grandes y pequeñas, que se extendían desde la nuca hasta la cintura.
Algunas estaban frescas y rojas, como si hubiera recibido una descarga eléctrica o un rasguño.
Tartamudeé: “¿Qué… qué pasó aquí?”.
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