Eché a mi esposa al trastero solo porque se atrevió a contradecir a su suegra. Pero a la mañana siguiente, al abrir la puerta, lo que encontré me dejó completamente desconcertado…
A la mañana siguiente
Al día siguiente, cuando abrí la puerta del almacén… Anita ya no estaba.
Tenía miedo y corrí a mi madre para contárselo. Ella también se quedó en shock e inmediatamente llamó a toda la familia para que la buscaran. Una vecina me dijo:
“Anoche la vi llorando, arrastrando su maleta por la calle. Le di dinero para que volviera en taxi a casa de sus padres. Dijo que sus suegros la trataban como a una sirvienta y que no podía soportarlo más. Está a punto de divorciarse”.
Estaba en shock. Después de un buen rato, Anita respondió a mi llamada. Su voz era fría:
“Estoy en casa de mis padres. En unos días, solicitaré el divorcio. Nuestro hijo tiene 3 años; por supuesto que se quedará conmigo. La propiedad se dividirá por la mitad”.
Mi corazón latía con fuerza. Cuando se lo conté a mi madre, me dijo:
“Me está amenazando. No se atreverá”.
Pero sabía que Anita ya no era la misma. Esta vez, quizá la había perdido de verdad…
Los papeles del divorcio
Tres días después de mi regreso a Lucknow, Anita me envió un sobre marrón. Dentro había los papeles del divorcio, sellados con el sello del tribunal local. Escribió claramente el motivo:
“Mi marido y su familia me maltrataron psicológicamente. Me trataron como a una sirvienta, sin ningún respeto por mi dignidad”.
Me temblaban las manos al sostener los papeles. En el fondo, aún esperaba que volviera. Pero Anita ya había tomado una decisión.
Mi madre, Sharda Devi, se puso furiosa al oír esto:
“¿Cómo se atreve? ¡Una mujer divorciada es una vergüenza para su familia! ¡Déjala! ¡Volverá arrastrándose!”.
Pero a diferencia de ella, yo no estaba enfadada. Sentía miedo. Si nos divorciamos, perderé la custodia de mi hijo. Según la ley india, los niños menores de 3 años deben quedarse con su madre.
Presión familiar y pública
La noticia se extendió rápidamente entre la familia de Jaipur. Algunos me culparon:
“Raj, fuiste un tonto. Tu esposa acaba de dar a luz y la obligaste a dormir en el almacén. ¿No es cruel?”
⏬ Continua en la siguiente pagina ⏬