El perro miraba el desagüe pluvial todos los días. Cuando lo abrían, todos se quedaban atónitos.
El bombero sonrió y colocó con cuidado a los gatitos en una caja forrada con una manta. “Si no fuera por este perro, nunca lo habrían logrado”.
Benny se sentó junto a la caja, orgulloso y tranquilo, como si supiera que su misión finalmente estaba completa.
La historia fue noticia a la mañana siguiente.
“Perro local salva gatitos del desagüe pluvial”, decía el cartel del Meadowbrook Herald. Una foto de Benny, sentado protectoramente junto a la caja de gatitos, ocupaba toda la portada.
Annie no podía dejar de pensar en él.
Ella misma adoptó a una de las gatitas y la llamó Misty . Los demás encontraron hogares amorosos gracias a los vecinos que estuvieron en el lugar ese día.
Pero quedaba una pregunta: ¿qué pasa con Benny?

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