El próximo EP

Lo miré y no lo reconocí. Mi Diego, bueno y sensible, repetía palabras venenosas. No estaba de acuerdo con ella, lo veía en sus ojos. Pero tenía un miedo terrible de enfrentarse a su madre.
— Me llamó pobre, Diego.
— Bah, son solo palabras. Por favor, Ana, intenta acercarte a ella, ten más paciencia. Es una mujer difícil, necesita atención. Sonríele, háblale de su trabajo. Ya verás que cambia.
La conversación no llegó a nada. Prefirió la comodidad antes que a mí. No quería ver la verdad, porque esa verdad destruía su mundo cómodo.

Al día siguiente, María Teresa me interceptó en el cuarto de limpieza.
— ¿Y entonces qué? ¿Trajiste la botella?…

Por unos segundos

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