En el baby shower de mi hermana, me avergonzaron por ser madre soltera, hasta que mi hija de 9 años dijo la verdad que nadie se atrevió a decir.

Soy Zera y tengo 28 años. Llevo casi 10 años siendo madre soltera de mi hijo Asher. Su padre, Jordan, falleció inesperadamente cuando Asher era solo un bebé. Una repentina complicación cardíaca nos lo arrebató demasiado pronto. Solo tenía 23 años.

Apenas habíamos salido de la adolescencia cuando descubrí que estaba embarazada. Jóvenes, asustadas, abrumadas, pero enamoradas. Completa e intensamente. No teníamos todas las respuestas, pero una cosa sí sabíamos: queríamos afrontarlo juntos.

Jordan me propuso matrimonio la misma noche que oímos por primera vez los latidos del corazón de Asher. Ese pequeño ritmo —pum, pum— lo cambió todo. Fue como si el mundo se moviera bajo nuestros pies y, de repente, todo cobrara sentido.

No teníamos mucho. Jordan daba conciertos siempre que podía, y yo hacía turnos nocturnos en un restaurante mientras hacía malabarismos con mis estudios universitarios. Pero lo que nos faltaba de dinero, lo compensábamos con sueños, resiliencia y amor. Tanto amor. Por eso perderlo me destrozó. Un día, le tarareaba una canción de cuna a nuestro hijo, y al siguiente… se había ido. Así, sin más.

Después del funeral, me mudé con una amiga y me dediqué por completo a criar a Asher. Nos convertimos en solo nosotros dos. Aprendiendo juntos. Ropa usada, desayunos quemados, cuentos para dormir, noches de insomnio. Risas mezcladas con crisis. Tantas pequeñas heridas, tanto físicas como emocionales, que curé con susurros de consuelo y amor inquebrantable. Le di todo lo que tenía.

Pero para mi madre, Marlene, nada de eso estuvo a la altura.

 

 

 

 

 

⏬ Continua en la siguiente pagina ⏬

Leave a Comment