Envió a su esposa al manicomio para casarse con su amante, pero justo en medio de la boda ella apareció en un superdeportivo con un “regalo” que lo destruyó todo…

Todo lo que tiene hoy lo construí con mi sacrificio, mi capital y mi esfuerzo. Pero ya vendí todas mis acciones al accionista mayoritario de la compañía. De ahora en adelante, Rodrigo no es más que el novio traidor de esta boda.

Un murmullo de conmoción recorrió la sala. Empresarios influyentes empezaron a levantarse y marcharse, y los teléfonos no paraban de sonar. Rodrigo se desplomó en estado de shock, mientras Camila aferraba la caja como si le quemara las manos.

Mariana lo miró con una sonrisa amarga:

No estoy loca, nunca lo estuve. La loca eres tú… por creer que podrías enterrarme para vivir con tu amante.

Con esas palabras, se dio la vuelta y abandonó el salón entre miradas atónitas. Algunos invitados la aplaudieron en señal de respeto. El motor del deportivo volvió a rugir y Mariana desapareció entre la nube de humo, dejando atrás una boda que se había convertido en cenizas desde el primer momento.

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