Fui a burlarme de mi ex en su boda con un “hombre pobre”, pero cuando vi al novio, volví a casa y lloré toda la noche.

En mi mente, lo imaginé con un traje barato y con el rostro desgastado por años de dificultades.

Decidí asistir a la boda, no para felicitarlo sino para burlarme de él.

Para mostrarle lo mal que había elegido… y lo que había perdido.

Ese día me puse mi mejor vestido de diseñador y llegué en mi auto de lujo.

Tan pronto como crucé la entrada del salón, todas las miradas estaban puestas en mí.

Me sentí orgulloso, casi arrogante.

Pero entonces…

Vi al novio.

Llevaba un sencillo traje beige, nada llamativo.

Pero su cara… me dejó paralizada.

Me incliné más cerca.

Mi corazón latía con fuerza cuando me di cuenta…

Era Emilio, mi antiguo compañero de cuarto en la universidad. Mi confidente durante aquellos años.

Emilio había perdido una pierna en un accidente durante su último año de secundaria. Era humilde, tranquilo y siempre dispuesto a ayudar, ya sea con las tareas, la compra o las noches de estudio.

Pero nunca lo consideré un verdadero amigo.

Para mí él era simplemente alguien que “estaba ahí”.

Después de la universidad, Emilio consiguió trabajo como supervisor de obra. No ganaba mucho, pero siempre tenía una sonrisa.

Y ahora, allí estaba, en el altar, sobre su única pierna… sonriendo… sosteniendo la mano de Antonio con inmenso amor.

¿Y Antonio?

 

 

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