Ingresé a mi exmujer en el hospital justo después de que mi esposa diera a luz. Me felicitó, luego palideció y salió corriendo. Minutos después, su mensaje me heló la sangre…

Deslizó un expediente sobre la mesa. Dentro había fotos: un apartamento calcinado, el cuerpo de un hombre en el suelo, y debajo el nombre del Dr. Howard Keller.

Luego otra foto: Emily. Pero esta no era mi esposa. Tenía el pelo más largo y oscuro. En el expediente ponía Emily Carter.

—Era la asistente de investigación de Keller —dijo Rivas—. Desapareció hace seis meses después de que lo encontraran muerto. Pensábamos que se había ido al extranjero.

Me mareé. —Pero mi esposa, mi Emily, es Emily Carter Lane. Tenía identificación, antecedentes penales, todo…

Rivas negó con la cabeza. —Todo falsificado. Tu exesposa la reconoció de los archivos del caso de Keller.

Lo comprendí: por eso Clara se había puesto pálida. Ya había visto la foto.

Cuando por fin me permitieron verla, Emily estaba sentada en una sala de interrogatorios gris, con las muñecas esposadas. Su rostro estaba pálido, pero sereno.

—Michael —dijo en voz baja—, no deberías estar aquí.

—Necesito entender —dije—. ¿Quién eres?

Exhaló, con los ojos brillantes.

 

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