Quizás fue la forma en que su nombre estaba impreso, como si fuera una ocurrencia tardía. O quizás fue por la nota que Brandon había escrito a mano al pie:
Espero que puedas venir. Quizás te ayude a cerrar el tema.
Cierre.
La audacia.
Hacía años que no sabía nada de él. ¿Y ahora quería que asistiera a su boda de cuento de hadas solo para demostrar que la habían reemplazado?
Bien, pensó. Vendría. Pero no a rogar. No a llorar. No a revivir el dolor.
Ella vendría porque tenía un secreto: uno que lo cambiaría todo.
