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Té verde: Contiene catequinas, que pueden aumentar el metabolismo y promover la quema de grasa.
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Agua con limón: Ayuda a la hidratación y puede aumentar la sensación de saciedad, evitando el exceso de comida.
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Vinagre de manzana: Algunas personas creen que ayuda a regular el azúcar en sangre y la digestión, aunque los estudios son limitados.
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Té de jengibre: Tiene propiedades antiinflamatorias y puede mejorar la digestión, lo cual es importante en un proceso de pérdida de peso.
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Agua fría: Beber agua fría obliga al cuerpo a gastar energía para calentarla, lo que incrementa el gasto calórico ligeramente.
 
Es fundamental tener en cuenta que una pérdida de peso saludable implica una dieta equilibrada, ejercicio regular y cambios en el estilo de vida, más allá de depender de bebidas específicas. Además, siempre es recomendable consultar con un médico o nutricionista antes de intentar cambios drásticos en tu dieta o rutina de ejercicios.