Analicemos cuándo ducharse puede ser arriesgado y por qué.
1. Justo después de despertar
Al despertar, la presión arterial está en su nivel más bajo y el cuerpo aún está en transición del reposo al estado de alerta. Tomar una ducha caliente demasiado rápido puede provocar:
Bajadas repentinas de la presión arterial
Mareos o desmayos
Debilidad o desorientación
Mayor riesgo de resbalones y caídas
¿Por qué ocurre esto? El agua caliente dilata los vasos sanguíneos, lo que reduce aún más la presión arterial. El cerebro y el corazón pueden recibir menos sangre mientras se están adaptando, lo que puede tener consecuencias peligrosas.
Qué hacer en su lugar:
Espera al menos de 30 a 45 minutos después de despertar. Estírate un poco, hidrátate, come algo ligero o un vaso de agua y deja que tu cuerpo se recupere por completo antes de ducharte.
2. Inmediatamente después de comer
Es común querer limpiarse después de comer, especialmente si forma parte de tu rutina. Pero justo después de comer, el cuerpo envía sangre al sistema digestivo. Si te duchas durante este tiempo, tu cuerpo tendrá dificultades para equilibrar la digestión y regular la temperatura.
Posibles problemas:
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