Me casé con una mujer de 60 años en contra de los deseos de su familia; luego descubrí un secreto que sacudió todo mi mundo.
“Me golpeó y humilló durante 20 años.
El día que decidió transferir todos sus bienes a nombre de su amante, yo… no pude soportarlo más”.
Miró por la ventana, con una voz extrañamente tranquila:
“He dedicado mi vida a expiar ese pecado. Abrí un restaurante, hice obras de caridad, ayudé a los pobres… pero nadie lo sabe, en mi corazón sigo siendo una pecadora”.
Luego se volvió hacia mí, con la mirada suavizada:
“Me casé contigo no para compensar mis pecados con dinero, sino para tener a alguien que realmente se preocupara por mí cuando me quedara poco tiempo.
Pero si quieres irte… la puerta sigue abierta”.
Me quedé allí, atónito, con lágrimas corriendo por mis mejillas, sin saber por qué.
¿La amaba o tenía miedo? No lo sé.
Lo único que sé es que, a partir de ese momento, mi vida jamás volvería a ser la misma.
Después de que Eleanor dijera “Yo fui quien mató a mi esposo”, me quedé atónita.
Todo en la habitación pareció desvanecerse.
⏬ Continua en la siguiente pagina ⏬