Mi hija llegó al mundo. Imaginé sonrisas, felicitaciones y brazos abiertos para recibirla. Pero en cambio, solo hubo silencio, porque no encaja en los estándares de belleza de la sociedad. Sin embargo, cuando la miro, veo el alma más pura y hermosa que he conocido. Sus ojos brillan, su corazón rebosa de inocencia, y su sonrisa, un día, tendrá el poder de iluminar el mundo. Hoy le hago una promesa: crecerá sabiendo que su valor va mucho más allá de las apariencias. Que es amada, preciosa e irremplazable.

Mi hija llegó al mundo. Imaginé sonrisas, felicitaciones y brazos abiertos para recibirla. Pero en cambio, solo hubo silencio, porque no encaja en los estándares de belleza de la sociedad. Sin embargo, cuando la miro, veo el alma más pura y hermosa que he conocido. Sus ojos brillan, su corazón rebosa de inocencia, y su sonrisa, un día, tendrá el poder de iluminar el mundo. Hoy le hago una promesa: crecerá sabiendo que su valor va mucho más allá de las apariencias. Que es amada, preciosa e irremplazable. Porque una niña no necesita ser “bella” para ser un verdadero milagro. ❤️🙏

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