
Pasé horas preparándome para un baby shower, solo para que me despidieran la noche anterior
Solo con fines ilustrativos.
Al día siguiente, me enteré por amigos en común que la fiesta no salió tan bien como lo habían planeado porque no tenían suficiente comida para todos.
Fue decepcionante ver que mi amabilidad se daba por sentada, pero también fue una valiosa lección: a veces, está bien poner límites y decir que no cuando los demás no aprecian tus esfuerzos.
En retrospectiva, no guardo rencor, pero me he dado cuenta de lo importante que es rodearme de personas que valoran y respetan mi tiempo.
Los verdaderos amigos siempre apreciarán el amor y el cariño que pones al ayudarlos, y esas son las relaciones que vale la pena conservar.