Pastel de queso crema y limón

Introducción: ¿Buscas un postre rápido y delicioso que sea perfecto para cualquier ocasión? Este pastel de queso crema y limón combina la frescura ácida del limón con la suavidad del queso crema, todo cubierto con una capa de pastel dorado y mantecoso. Es muy fácil de hacer, requiere un mínimo esfuerzo y tiempo, lo que lo convierte en el postre perfecto cuando quieres algo dulce pero no quieres pasar horas en la cocina.

Ingredientes:

1 caja de mezcla para pastel de limón (aproximadamente 15,25 oz)
8 oz de queso crema, ablandado
1/2 taza de mantequilla sin sal, derretida
1 lata (21 oz) de relleno de pastel de limón
1/2 taza de azúcar (opcional, para agregar dulzura)
1 cucharadita de extracto de vainilla (opcional)
Azúcar en polvo para espolvorear (opcional)
Instrucciones:

Precalienta el horno a 350 °F (175 °C). Engrasa una fuente para hornear de 9 × 13 pulgadas.
Prepara el relleno de queso crema: En un bol mediano, bate el queso crema ablandado con el azúcar (si lo usas) y el extracto de vainilla hasta que quede una mezcla suave y cremosa.

Coloca los ingredientes en capas: Esparce el relleno de tarta de limón de manera uniforme en el fondo de la fuente para horno preparada. Luego, coloca con una cuchara la mezcla de queso crema sobre la parte superior del relleno de tarta, esparciéndola de manera uniforme.
Agrega la mezcla para pastel: Espolvorea la mezcla de tarta de limón seca sobre la mezcla de queso crema. No mezcles ni revuelvas; simplemente esparce de manera uniforme.
Rocía la mantequilla: Vierte la mantequilla derretida sobre la parte superior de la capa de mezcla para pastel, asegurándote de que se esparza lo más uniformemente posible.

Hornea: Coloca la fuente en el horno precalentado y hornea durante 45 a 50 minutos, o hasta que la parte superior esté dorada y el relleno burbujee.
Enfría: Deja que el pastel se enfríe durante unos 10 a 15 minutos antes de servir.
Consejos para servir y almacenar:

Este pastel volcado se sirve mejor tibio, pero también se puede disfrutar frío o a temperatura ambiente.
Para darle un toque extra de dulzura, espolvorea el pastel con azúcar en polvo justo antes de servir.
Guarda las sobras en un recipiente hermético en el refrigerador por hasta 3 días. También puedes congelar el pastel por hasta un mes, pero puede perder parte de su textura crujiente al recalentarlo.

 

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