
Pastel Helado
Comienza licuando la leche condensada, la maicena, los 500 ml de leche y las yemas de huevo. Licúa durante un par de minutos hasta que todo esté bien combinado.
Vierte la mezcla en una cacerola y cocina a fuego medio. Remueve constantemente con una cuchara de madera o un batidor para evitar que se pegue al fondo. Cocina hasta que espese y tenga la consistencia de una crema. Retira del fuego y deja que se enfríe a temperatura ambiente.
En un recipiente limpio y seco, bate las claras de huevo hasta que alcancen el punto de nieve (forman picos firmes). Con movimientos envolventes, integra las claras batidas con la crema ya fría, para dar una textura esponjosa y ligera al pastel. Vuelve a colocar la mezcla en la licuadora y bate durante 5 minutos para asegurar que tenga una textura uniforme y aireada.
Congelar la base:
Transfiere la mezcla a un molde para pudín o un recipiente apto para congelador. Cubre con papel film para evitar la formación de cristales de hielo. Lleva al congelador durante al menos 4 horas, o hasta que esté completamente firme.
Este paso es crucial para lograr la textura deseada del pastel helado. Un buen tiempo de congelación asegura que el pastel mantenga su forma al desmoldarlo. Si no tienes papel film, puedes usar una tapa hermética que ajuste bien al molde. Lo importante es evitar que el pastel entre en contacto directo con el aire frío del congelador. Esto ayudará a mantener su cremosidad y evitará la formación de una capa de hielo en la superficie.
Preparar la cobertura de chocolate:
En una cacerola pequeña, mezcla el chocolate en polvo con los 100 ml de leche. Revuelve hasta que no queden grumos, asegurando una salsa homogénea.
Lleva la mezcla a fuego medio, revolviendo constantemente para evitar que se queme. Cocina hasta que el chocolate esté completamente disuelto y la mezcla espese ligeramente. Retira del fuego justo cuando comience a hervir, para obtener la consistencia perfecta.
Montar y servir el pastel helado:
Saca el pastel helado del congelador. Si usaste un molde, pasa un cuchillo por los bordes para ayudar a desmoldar. Si aún está muy adherido, puedes sumergir el fondo del molde en agua tibia por unos segundos, con cuidado de no mojar el pastel.
Vierte la salsa de chocolate caliente sobre el pastel helado. Asegúrate de cubrir uniformemente la superficie, para que cada porción tenga el toque de chocolate. La combinación del pastel frío con la salsa caliente crea un contraste delicioso.
Sirve en porciones individuales. Si lo deseas, decora con coco rallado, frutas frescas o incluso trozos de galletas para darle un toque especial. La presentación es clave para hacer de este postre una experiencia aún más placentera