La boca : Un sabor metálico constante o mal aliento pueden ser un indicador de acumulación de amoníaco, un signo de una mala desintoxicación del hígado.
Las axilas : un olor fuerte, agrio o penetrante que persiste incluso con higiene puede ser una señal de alerta.
Los pies : Un olor desagradable a pesar del lavado podría indicar una acumulación de toxinas que afecta las glándulas sudoríparas.
En el caso de la joven maestra, ignoró estas señales durante demasiado tiempo. Para cuando acudió a una revisión, el cáncer se había extendido por el hígado y la cirugía ya no era una opción. Su única opción eran los cuidados paliativos y la quimioterapia, que solo podían prolongarle la vida unos meses. Falleció tranquilamente mientras dormía apenas dos semanas después de recibir el alta hospitalaria.
Su trágica historia sirve como llamada de atención, especialmente para los jóvenes que a menudo asumen que son demasiado jóvenes para enfermarse gravemente.
El cáncer de hígado no siempre presenta dolor ni síntomas visibles al principio. Sin embargo, las señales sutiles, como el mal olor corporal, la decoloración de la piel, la fatiga o la pérdida de peso inexplicable, nunca deben ignorarse.
Los médicos instan a las personas a mantenerse bajo control médico regular, incluso si se sienten bien. El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo, responsable de más de 500 funciones, incluyendo la desintoxicación, la digestión y la regulación hormonal. Una vez que comienza a fallar, el cuerpo puede deteriorarse rápidamente.
La familia de la maestra ahora colabora con organizaciones sanitarias locales para concienciar sobre la salud hepática y el diagnóstico temprano. Esperan que su historia anime a otros a prestar atención a las pequeñas señales y no esperar a que sea demasiado tarde.
Como dijo una de sus amigas cercanas: «Siempre nos recordaba que debíamos cuidarnos, pero se olvidaba de cuidarse a sí misma. Ojalá hubiera escuchado sus propios consejos».