Retira la leche del fuego y agrega lentamente el vinagre o jugo de limón, revolviendo suavemente con una cuchara de madera o espátula. Verás que la leche se separa en cuajada (sólidos) y suero (líquido). Cubre la olla con un paño limpio y deja reposar por unos 15 minutos.
Forra un colador con un paño de algodón o gasa y colócalo sobre un recipiente grande. Vierte la mezcla coagulada para separar el suero de la cuajada. Deja escurrir bien, presionando ligeramente para quitar el exceso de líquido.
Transfiere la cuajada a un bol y añade la sal. Mezcla suavemente hasta incorporar bien. Si prefieres un queso más cremoso, agrega un poco de agua filtrada y mezcla hasta lograr la consistencia deseada.
Coloca la cuajada sazonada en un molde para queso o recipiente de tu elección, presionando suavemente para darle forma. Cubre con un paño limpio y refrigera por al menos 4 horas para que firme.
Desmolda y sirve como prefieras. Se puede consumir solo, con tostadas o en diversas recetas.
