¿Quién tiene mayor riesgo de sufrir calambres nocturnos?

3. Atletas y personas físicamente activas
Puede parecer sorprendente, pero incluso las personas con una salud excelente, como los atletas, son muy susceptibles a los calambres nocturnos. El entrenamiento intenso, el ejercicio prolongado o la recuperación inadecuada pueden dejar los músculos fatigados y deshidratados. Cuando se agotan los líquidos y los electrolitos a través del sudor, la probabilidad de sufrir calambres aumenta drásticamente. Los atletas que se esfuerzan al máximo sin suficiente estiramiento ni hidratación suelen despertarse en mitad de la noche con calambres dolorosos en las pantorrillas o los pies.

4. Personas con estilos de vida sedentarios
Por otro lado, las personas que permanecen sentadas o de pie durante muchas horas durante el día también corren riesgo. La inactividad prolongada dificulta la circulación en las piernas, lo que puede provocar engrosamiento muscular y calambres durante el descanso. Los oficinistas, los empleados de tiendas minoristas o las personas con trabajos que les exigen permanecer de pie durante largas jornadas suelen sufrir calambres nocturnos. La falta de estiramientos o movimiento regulares a lo largo del día solo empeora el problema.

5. Personas con afecciones subyacentes

Ciertas afecciones médicas pueden aumentar drásticamente la probabilidad de sufrir calambres nocturnos. Las personas con diabetes, enfermedad arterial periférica u otros problemas circulatorios suelen sufrir calambres debido a la restricción del flujo sanguíneo.

Los trastornos neurológicos que afectan la comunicación entre los nervios y los músculos también pueden provocar espasmos. Incluso los desequilibrios tiroideos o la enfermedad renal crónica pueden influir, ya que pueden alterar los niveles de electrolitos en el cuerpo. En muchos de estos casos, los calambres no son un problema aislado, sino un síntoma de algo más grave que requiere atención médica.

6. Uso de medicamentos
Finalmente, los medicamentos pueden aumentar la sensibilidad de algunas personas a los calambres nocturnos. Los diuréticos, comúnmente recetados para la hipertensión arterial, aumentan la pérdida de líquidos y pueden producir desequilibrios electrolíticos. Ciertos medicamentos para reducir el colesterol, las píldoras anticonceptivas e incluso los medicamentos para el asma también se han relacionado con los calambres musculares. Si aparecen calambres después de comenzar un nuevo medicamento, es importante consultar con un médico en lugar de ignorar el síntoma.

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