
Siguiente parte de la historia
“Le dije a Lucía que podíamos simplificarlo… ahorrar nosotros mismos…”
“¿Ahorrar?” dijo con desprecio. “¿Hasta la jubilación? ¡No me hagas reír! Alejandro, simplemente no quieres esforzarte por mí. Siempre has tenido celos de mí.”
“¿Celosos? ¿Que te lo dieran todo en un abrir y cerrar de ojos?”
“¡Basta!” retumbó su voz. “¡Javier ya está incómodo, y encima te quejas!”
Alejandro la miró, viendo su bonita cara de ofensa, y por primera vez en su vida, no sintió más que una fría y creciente irritación.
“Lo pensaré”, dijo secamente, sabiendo que era mentira.
“¡Genial!”, se iluminó al instante. “¡Ah, casi lo olvido! Hoy vamos a ver el vestido. Tenemos que dar la fianza, 300 €. ¿La tienes?”
Extendió su mano perfectamente ma