
Siguiente parte
— No exageres. También ayudamos en todo lo que podemos. Pensé que te alegrarías por tu hermana. Pero estás actuando de forma egoísta.
Me habló como si fuera una niña mimada que no quiere compartir un juguete.
El verdadero golpe llegó el sábado.
Fui al apartamento de la abuela a preparar la comida y los encontré allí: Marcos y Julia. Estaban paseando con una cinta métrica, discutiendo planes.
“Oh, Clara, hola”, dijo mi hermano sin pestañear. “Solo estamos pensando qué pared derribar. Te presento a Julia”.
Julia me miró con ojos evaluadores y sonrió dulcemente.
“Esto es… muy vintage. Pero sea como sea, lo reformamos todo al estilo escandinavo”.
Hablaban de reformar un piso donde aún vivía la abuela. Un piso cuyas facturas eran…