Un legado de amor: Cómo la bondad de mi hijo perduró después de su muerte
Atribuyó este logro al ánimo y la sabiduría de mi hijo.
Me envió una foto enmarcada de su graduación, junto con una emotiva carta en la que describía cómo mi hijo había cambiado su vida.
Dijo que quería que supiera que, aunque mi hijo ya no estaba, su impacto seguía vivo en las vidas que tocó.
En ese momento, comprendí que, aunque el dolor nunca desaparece por completo, el amor y la bondad dejan un legado que sigue creciendo.
La historia de mi hijo no terminó con su muerte; perduró en los sueños y los éxitos de quienes inspiró.
A veces, los regalos más profundos provienen de las personas que menos esperamos, recordándonos que incluso en la pérdida, hay esperanza y belleza.