Para mi querida hija,
Espero que encuentres esto cuando más lo necesites. Siempre viste más allá de las apariencias. Esta llave no solo abre una puerta, abre un nuevo capítulo. Sigue tu corazón.
Con cariño, mamá.
Miré la llave, perpleja pero esperanzada. ¿Qué abría? Desde luego, no la casa. Guardé la nota y la llave en el bolsillo y regresé al motel, decidida a desentrañar el misterio.
Descubriendo secretos familiares y tesoros escondidos
Durante los días siguientes, repasé mis recuerdos: los hábitos de mamá, sus pasiones. Amaba las antigüedades, pero también era práctica, así que la llave debía de tener algún propósito.
De repente, lo comprendí: el trastero.
Hace años, mamá había alquilado un pequeño apartamento mientras hacían reformas. Contenía reliquias familiares olvidadas hacía mucho tiempo. ¿Podría ser esta la razón?
Con el corazón latiendo con fuerza, fui allí. La llave encajaba perfectamente en la cerradura. Abrí el pesado… Puerta metálica. La luz del sol se filtraba por las rendijas, iluminando innumerables partículas de polvo que danzaban en el aire.
Al principio, era solo un revoltijo: muebles viejos, cajas etiquetadas como “Adornos navideños”, álbumes de fotos. Pero en un rincón, un baúl de madera me llamó la atención. Su superficie brillaba como si lo hubieran tocado muchas veces.
Me arrodillé y levanté la tapa.
Dentro había un fajo de documentos atados con una cinta y una pequeña caja envuelta en papel floreado descolorido. Examiné los papeles y me quedé asombrado.
Escrituras de propiedad.
No uno, sino tres apartamentos en el centro de la ciudad. Totalmente pagados.
Apenas podía creer lo que veía. ¿Mamá? ¿Guardaba todo esto en secreto?
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