Un millonario se encuentra con su ex empleada doméstica en el aeropuerto y descubre una verdad que le cambia la vida.
Las lágrimas brotaron de los ojos de la joven. Apartó la mirada, incapaz de responder. Tras un largo silencio, susurró:
“Se suponía que no debías saber esto”. Tu madre hizo todo lo posible por separarnos… Me prometió que te destruiría si hablaba.
Jack se quedó paralizado. Los recuerdos lo inundaron: su madre exigiéndole que rompiera con la “chica del personal”, la carta de renuncia, la repentina expulsión de Lisa. Todo encajó.
“¿Por qué no me escribiste?”, casi gritó.
Lisa sacó un sobre arrugado de su bolso.
Lo intenté. Todas las cartas que envié fueron devueltas con la etiqueta ‘Dirección desconocida’. Y cuando descubrí que estaba embarazada, ya era demasiado tarde.
Jack cogió a los gemelos, sorprendido. Uno de ellos le puso una manita en la mejilla, un gesto que hacía de niño en fotos antiguas.
“Se llaman Noah y Liam”, dijo Lisa con voz temblorosa.
Sonó el anuncio: “Última llamada para el vuelo París-Nueva York”. Jack miró la puerta de embarque y luego a Lisa.
Rompió el billete.
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