Un regalo del corazón
Las lágrimas brillaron en los ojos del padre. “No vine aquí a causar problemas”, dijo en voz baja. “Solo quería encontrar algo pequeño: un regalo de cumpleaños para mi hija”.
La niña lo miró y susurró: “Papá, no necesitamos nada. Solo te necesito a ti”.
El dueño se agachó a su altura, con una expresión cálida. “Cariño, hoy es tu día especial. Y tu padre es un héroe para mí. Mereces alegría, no susurros.”
Se levantó, se volvió hacia el personal y dijo con firmeza: “Que elija lo que quiera. Sin costo.”
La tienda volvió a quedar en silencio. La niña parpadeó con incredulidad. “¿Algo?”, preguntó tímidamente.
El dueño sonrió. “Lo que sea.”
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