Un pastor alemán se negó a abandonar el ataúd de la niña. Luego miraron dentro…

Rebecca y Daniel Thompson estaban sentados en la primera fila, inmóviles, con el rostro desolado tras días de llanto. Su hija de 10 años, Lily, había sido declarada muerta en un extraño accidente de senderismo apenas cuatro días antes. Se había extraviado durante una excursión escolar al bosque cercano, y los investigadores encontraron lo que creían que eran sus pertenencias y suficiente evidencia para declarar lo peor.

Sólo con fines ilustrativos

El único que no pareció aceptarlo fue Max .

Max era el querido pastor alemán de Lily: un perro grande y noble, con inteligentes ojos marrones y una devoción tan feroz que rozaba lo humano. Había sido su compañero constante desde que tenía cinco años, y los dos eran inseparables.

En el funeral, Max no quiso abandonar el ataúd.

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