Un postre casero de 5 minutos

En una cacerola, combine la leche, la ralladura de limón y el azúcar de vainilla. Caliente a fuego medio hasta que la mezcla esté a punto de hervir.
Mientras tanto, en un tazón aparte, bata las yemas de huevo, el azúcar y la maicena hasta que la mezcla esté suave y bien combinada.
Vierta lentamente la mezcla de leche caliente en la mezcla de yemas de huevo, revolviendo continuamente para evitar que se cocinen los huevos.
Una vez que todo esté bien incorporado, deje que la mezcla se enfríe por completo.
Después de enfriar, agregue el jugo de limón y la leche condensada azucarada. Bata hasta que la mezcla espese a la consistencia deseada.
Para un toque elegante, decore su postre con una pizca de canela, una pizca de cacao en polvo o virutas de chocolate, lo que prefiera.
Transfiera el postre al refrigerador durante al menos 30 minutos para que cuaje. Esto ayuda a que los sabores se fusionen y le da al postre una textura perfecta.
Listo para servir:
Una vez frío, ¡este postre sin horno está listo para disfrutar! Es fácil pero indulgente, lo que lo convierte en un capricho perfecto para satisfacer su gusto por lo dulce o impresionar a sus invitados con el mínimo esfuerzo. Cada bocado te ofrece una refrescante explosión de sabor, haciéndote sentir como si hubieras pasado horas en la cocina, cuando en realidad solo te tomó unos minutos. ¡Disfruta!

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