Una joven de 20 años se enamoró de un hombre mayor de 40, pero cuando se lo presentó a su madre, ella lo abrazó de repente y rompió a llorar… porque resultó que él era…

Mis amigos suelen decir que aparento más edad, quizá porque crecí con mi madre, una mujer fuerte y trabajadora que me crió sola.

Mi padre murió joven y mi madre nunca volvió a casarse. En cambio, dedicó toda su vida a trabajar para mantenerme.

Un día, me uní a un proyecto de voluntariado. Allí conocí al Hermano Nam, el jefe del equipo técnico, que era casi veinte años mayor que yo.

Era callado, caballeroso y hablaba con una voz profunda que parecía sanar una herida interior.

Al principio, solo sentí respeto. Pero con el paso del tiempo, cada mirada suya y cada palabra que pronunciaba me aceleraban el corazón.

El Hermano Nam tenía un trabajo estable y mucha experiencia.

Había pasado por un matrimonio fallido, pero no tenía hijos.

No hablaba del pasado; simplemente decía:

«Una vez perdí algo muy importante. Ahora, solo quiero vivir una buena vida».

Poco a poco, nuestra relación se fue profundizando, sin dramas ni alboroto.

Me amaba con ternura y cuidado, como si temiera romper algo frágil.

Oía a los demás murmurar:

«Esa chica es muy joven, ¿cómo puede estar con un hombre que le dobla la edad?»

Pero los ignoré. Con Nam encontré la paz.

 

 

 

⏬ Continua en la siguiente pagina ⏬

Leave a Comment