A veces, nuestro cuerpo nos da una suave advertencia antes de hacerse oír con más fuerza. Fatiga, pequeñas molestias pasajeras, dolores y molestias que atribuimos a la rutina… ¿Y si algo más profundo se escondiera tras estas señales? Una mujer decidió compartir su historia, no para asustar, sino para concienciar.
Un cansancio que creemos “normal”
Susan, de 47 años, madre activa de dos hijos, se sentía agotada a menudo. Un cansancio que atribuía a todo lo que la vida le deparaba: trabajo, responsabilidades, noches cortas… Tanto que a veces paraba en su coche solo para echarse una siesta rápida.
En aquel momento, no le veía nada raro. “Pensábamos que simplemente estábamos agotadas, como todos los demás”, confesó. Pero en retrospectiva, se da cuenta de que este cansancio extremo y persistente merecía ser escuchado.
Síntomas sutiles pero reveladores
Continúa en la página siguiente