Una noche de bodas inesperada

Mi padre sostenía un enorme ramo de flores que había preparado para ella; había planeado una sorpresa romántica, pero tropezó con una alfombra vieja y tiró todo al suelo. Larissa se tiró sobre la cama, lanzando un grito de alarma, antes de estallar en una risa nerviosa. Mi padre, sonrojado de vergüenza y riendo al mismo tiempo, se disculpó mientras la ayudaba a levantarse.

En ese momento, comprendí que todo el miedo y el drama que había imaginado eran simplemente un reflejo de su amor. A pesar de la diferencia de edad, a pesar de los años de soledad, finalmente eran felices, y su vida juntos apenas comenzaba.

Esa noche, después de recoger las flores y calmar nuestras risas, todos nos acomodamos en la sala, suspirando aliviados. El llanto que al principio nos había asustado se había transformado en una historia divertida, una de la que reiríamos durante muchos años. Mi padre y Larissa se durmieron abrazados, y por primera vez… De vez en cuando, la casa volvía a parecer completa.

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