💔 Millonario regresa sin previo aviso y encuentra a sus padres bajo la lluvia: lo que hizo después dejó a todos sin palabras

 

Le había enviado medio millón de dólares a su primo Javier, con instrucciones sencillas: «Constrúyeles la mejor casa del pueblo. Asegúrate de que tengan todo lo que necesitan». Esa mañana, al fracasar un importante acuerdo en Asia, Sebastián se encontró de repente con cuarenta y ocho horas libres, una anomalía en su vida perfectamente calculada.

Desde la ventana de su oficina, miró hacia los Andes nevados y sintió algo extraño: nostalgia, aunque la confundió con aburrimiento. Quería ver la casa que había pagado, ver a sus padres viviendo con comodidad. Sin decírselo a nadie, tomó una decisión impulsiva. Sin chófer, sin asistente. Tomó su Mercedes G-Wagon negro mate, introdujo la dirección de su pueblo natal en el GPS y comenzó a conducir hacia el sur, hacia un pasado que creía haber superado.

La tormenta
La carretera pronto se estrechó en caminos sinuosos, luego en senderos de grava irregulares. El cielo seco de Santiago se oscureció a un gris intenso, y pronto comenzó la lluvia: una tormenta sureña, feroz e interminable.

Mientras la lluvia golpeaba el parabrisas, los recuerdos lo inundaron. El sonido del agua goteando de los techos con goteras, el olor a leña mojada, el frío constante de la ropa mojada. Una vez se había prometido a sí mismo que nunca volvería a sentir ese frío.

Sonrió con arrogancia. Ya no, pensó. Sus padres probablemente estaban viendo llover a través de una ventana de doble acristalamiento en un nuevo y cálido hogar. Estaba a punto de ver la prueba de lo lejos que había llegado.

Pero al llegar al pueblo, todo se sentía más pequeño, más gris, más pobre de lo que recordaba. Las casas de madera, antes coloridas, ahora estaban grises y desgastadas, las calles estaban cubiertas de barro. Dobló por la vieja calle donde había crecido, esperando ver una casa nueva y luminosa.

No había casa nueva.
Solo la misma frágil casa de madera, hundida bajo años de lluvia.

Y entonces los vio.

La lluvia y la verdad
Sus padres estaban afuera, bajo la lluvia torrencial. No bajo un paraguas, no por elección propia. Estaban rodeados de sus muebles empapados: un sofá de terciopelo oscurecido por el agua, cajas de cartón que se desmoronaban bajo el peso de su contenido, un televisor envuelto en una bolsa de plástico rota.

Los estaban desalojando.

 

 

 

 

⏬ Continua en la siguiente pagina ⏬

Leave a Comment