Envió a su esposa al manicomio para casarse con su amante, pero justo en medio de la boda ella apareció en un superdeportivo con un “regalo” que lo destruyó todo…

Ese día, el salón de bodas resplandecía como un palacio. Las luces doradas iluminaban el rostro radiante del novio: Rodrigo, un exitoso empresario dueño de una cadena de restaurantes de lujo en la Ciudad de México.

A su lado estaba Camila, la joven y hermosa novia, con un vestido de sirena de lentejuelas, sonriendo sin parar mientras saludaba a los invitados.

Nadie sabía que tan solo un año antes, Rodrigo aún caminaba de la mano de su esposa, Mariana. Era una mujer dulce que lo apoyó en silencio desde que no tenían nada hasta que se convirtió en un hombre admirado por todos.

Pero Rodrigo cambió. Conoció a Camila en una cena de negocios. Era joven, seductora y sabía cómo complacer a un hombre. Poco a poco, Rodrigo comenzó a tratar a Mariana con frialdad. La culpaba por cosas absurdas, la hacía llorar y la llevaba a un estado de agotamiento extremo.

El golpe de gracia llegó cuando, en medio de un ataque de llanto en su oficina, Rodrigo llamó a escondidas a un hospital y firmó los papeles para ingresar a su esposa en un hospital psiquiátrico, alegando que “sufría delirios”.

El día que se la llevaron, Mariana lo miró con lágrimas en los ojos:

“No estoy enferma, solo estoy cansada… ¿Me crees, verdad?”.

 

 

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