Mi esposo de repente le compró un vestido rojo a su cuñada y dijo que era su cumpleaños, aunque había olvidado el de su esposa dos días antes. Me sentí muy mal cuando supe la verdad sobre él.

Mi esposo, inesperadamente, le compró un vestido rojo a su cuñada, alegando que era su cumpleaños, a pesar de haber ignorado el cumpleaños de su esposa solo dos días antes. Cuando descubrí la verdad sobre él, el dolor fue insoportable.
Hace dos días fue mi cumpleaños. Mi esposo, Arjun Sharma, me envió un breve “Feliz cumpleaños” antes de irse a trabajar. Sin flores, sin regalos, sin cena. Me consolé: “Debe estar abrumado, déjalo pasar”.

Pero esta tarde, al entrar en mi piso en Andheri, había una caja grande en el sofá. Dentro había un llamativo vestido rojo. Antes de que pudiera preguntarle, Arjun sonrió y dijo:

“Oh, este vestido es para Priya, mi cuñada. Mañana es su cumpleaños”.

Me quedé paralizada. Priya, la esposa de Rohan, el hermano menor de Arjun. Él recordaba su día especial todos los años sin excepción, pero por alguna razón olvidaba el de su esposa.

Esa noche no pude dormir. La imagen de Arjun sosteniendo ese vestido rojo me perseguía. La sospecha me corroía.

La primera pista fue el recibo: estaba fechado la semana pasada, justo antes de mi cumpleaños. A escondidas, revisé el teléfono de Arjun y encontré mensajes de WhatsApp:

Arjun: “Este vestido te quedará espectacular, pruébatelo mañana”.
Priya: “Me temo que alguien nos vea…”
Arjun: “No te preocupes, allí estaré”.

Me temblaban las manos y decidí seguirlo.
Al día siguiente, fingiendo salir temprano del trabajo, aparqué frente a una cafetería en Bandra. Dentro, Arjun y Priya estaban sentados juntos; Priya llevaba el mismo vestido rojo. Sus expresiones no eran las de sus suegros.

Tomé una foto en silencio, con el pecho hundido. Esa noche, en casa, dejé la foto sobre la mesa en silencio. Arjun la vio, con el rostro pálido. Rohan entró, vio la foto y ambos hermanos se quedaron paralizados.

En ese momento, me di cuenta: el vestido rojo no era un regalo inocente, sino la prueba de un secreto tan oculto que habría destruido a dos familias.

El aire se densificó; solo el reloj marcaba el tiempo. Rohan, temblando, preguntó:

“Hermano… con mi esposa… ¿qué?”

Arjun hizo una reverencia, en silencio. Priya rompió a sollozar:

“Lo… siento…”

Forcé la calma:

“Quiero saber toda la verdad”.

Arjun respiró hondo y admitió: Antes de casarse conmigo, había salido brevemente con Priya, la hija de la vecina. Más tarde se casó con Rohan. Pensé que había terminado, pero una vez que se convirtió en mi cuñada, siguieron viéndose. Al principio solo saludos, luego pequeños detalles, luego salidas secretas a tomar café.

El vestido rojo… no era un simple regalo. En su galería, encontré una foto de ellos paseando por una playa de Goa un mes antes, cuando Arjun afirmó que estaba de viaje de negocios.

Rohan palideció, horrorizado. En cuanto a mí, la furia aumentó, pero no brotó ni una sola lágrima. Me puse de pie y declaré:

“Desde este momento, no soy tu esposa”.
Salí, dejando atrás voces de rabia, llanto y el sonido de una familia destrozándose, todo ello provocado por ese vestido rojo.

Aquella noche lluviosa, al salir de mi piso en Andheri, viajé en la parte trasera de un auto-rickshaw, agarrando mi bolso como si fuera el último vestigio de mi orgullo. El rojo de esa foto me vino a la mente: el mismo tono que mi dupatta de boda, pero ahora simbolizaba una advertencia.

A la mañana siguiente, regresé. No para quedarme, sino para aclarar las cosas.

1) Confrontación familiar en casa de los Sharma

 

 

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