Mucho cuidado si te sale en la boca, estás infectado.

El herpes labial, también conocido como ampolla febril, es una infección viral común causada principalmente por el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1). En algunos casos, el virus del herpes simple tipo 2 (VHS-2), generalmente asociado con el herpes genital, también puede causar herpes labial, especialmente por contacto oral-genital.

¿Qué causa el herpes labial?
El herpes labial es altamente contagioso y se transmite fácilmente de persona a persona, generalmente por contacto con saliva o piel infectada. Las formas comunes de transmisión del virus incluyen:

Contacto directo: Besar o compartir bebidas, alimentos o utensilios con una persona infectada.

Contacto indirecto: Usar artículos contaminados con el virus, como toallas, bálsamo labial o cubiertos.

Autoinfección (autoinoculación): Tocar un herpes labial y luego tocar otras partes del cuerpo, como los ojos o los genitales, puede propagar el virus.

Reconociendo los Síntomas
El herpes labial suele seguir una serie de etapas:

Hormigueo o picazón: Una sensación de ardor o picazón suele ser el primer signo, que aparece 1 o 2 días antes de la aparición de la llaga.
Formación de ampollas: Se desarrollan pequeñas ampollas llenas de líquido, generalmente cerca de los labios, pero a veces en la nariz o las encías.
Rotura de la ampolla: Las ampollas se abren y forman llagas rojas y dolorosas. Esta es la etapa más contagiosa.
Formación de costras: Las llagas se secan y desarrollan una costra, que finalmente se desprende durante la curación.

Un brote típico dura entre 7 y 10 días. Mientras las llagas sanan, el virus permanece latente en el cuerpo y puede reactivarse ante ciertos factores desencadenantes.

¿Qué desencadena un brote? Varios factores pueden reactivar el virus y causar nuevas llagas:

 

 

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