Una vida tranquila en Tennessee
David y yo llevábamos ocho años casados. Nunca tuvimos mucho, pero nuestra pequeña casa en Tennessee siempre estaba llena de calidez y risas.
Era un hombre tranquilo, de esos que llegaban del trabajo, abrazaban a nuestra hija, me besaban suavemente en la frente y nunca se quejaban.
Pero hace unos meses, algo empezó a cambiar. Estaba constantemente cansado, se rascaba la espalda tan a menudo que sus camisas mostraban pequeñas marcas de pelusa. Pensé que no era nada grave: tal vez picaduras de mosquito, tal vez una alergia leve.
Entonces, una mañana, mientras aún dormía, le levanté la camisa para aplicarle crema… y me quedé paralizada.
Las Marcas Rojas
Pequeñas protuberancias rojas cubrían su espalda. Al principio, solo eran unas pocas. Pero con el paso de los días, aparecieron más: docenas, agrupadas en extraños patrones simétricos.
Parecía casi como pequeños grupos de huevos de insecto bajo su piel.
Mi corazón se aceleró. Algo iba terriblemente mal.
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