La policía se compadeció de la pobre anciana que vendía ilegalmente en la calle, pero cuando un oficial se inclinó para revisar cerca de las verduras, la mujer fue arrestada de inmediato.La policía se compadeció de la pobre anciana que vendía ilegalmente en la calle, pero cuando un oficial se inclinó para revisar cerca de las verduras, la mujer fue arrestada de inmediato.

La llamada en la esquina
El coche patrulla se detuvo lentamente en la concurrida intersección justo antes del mediodía. La llamada era de rutina: venta ambulante sin licencia en una acera abarrotada. El agente Jake Morgan salió primero, con el rostro suavizado al ver la escena: una mujer frágil con un cárdigan desteñido y una falda raída junto a una caja de madera con tomates, zanahorias y pepinos alineados con un cuidado casi ceremonial.

“Señora, sabe que la venta ambulante no está permitida aquí, ¿verdad?”, preguntó Jake con suavidad.

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