Cada vez que su esposo llegaba de un viaje de negocios, la encontraba lavando las sábanas.
La cama siempre parecía limpia, pero aun así, ella las lavaba, y un día, su silenciosa curiosidad se transformó en desamor.
Tras ser ascendido a gerente regional en una constructora de Seattle, la agenda de Ethan Parker se volvió incesante. Lo que empezó como breves viajes de negocios pronto se convirtió en semanas fuera de casa. Cada vez que salía de su acogedora casa en Portland, su esposa, Lily, lo despedía con una suave sonrisa y un abrazo en el porche; nunca una queja, nunca un suspiro.
Pero algo en sus hábitos empezó a carcomerlo. Sin falta, cada vez que volvía, ella estaba fregando las sábanas, aunque la cama parecía intacta y olía a lavanda.
Medio en broma, una vez le preguntó: “¿Te gustan las sábanas limpias? Estuve fuera toda la semana y nadie ha estado en esa cama”.
Lily simplemente sonrió levemente, bajando la mirada.
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