Caldo de Albóndigas

En un tazón grande, coloca la carne molida.
Añade el arroz crudo, el huevo, sal y pimienta. Mezcla bien hasta integrar todos los ingredientes.
Con las manos limpias, forma bolitas pequeñas, de aproximadamente 3 cm de diámetro. Trata de que todas tengan un tamaño similar para que se cocinen de manera uniforme.
Colócalas en un plato y resérvalas mientras preparas el caldo.
Consejo: Si las albóndigas se sienten demasiado pegajosas al formarlas, humedece ligeramente tus manos con agua para que sea más fácil trabajarlas.

Paso 2: Sofreír la base del caldo
El secreto para un caldo lleno de sabor está en su base. Este paso permite potenciar los sabores de los ingredientes antes de añadir el líquido.

En una olla grande, calienta un poco de aceite a fuego medio.
Agrega la cebolla y el ajo picados y sofríelos hasta que estén transparentes y fragantes.
Añade el tomate picado y cocina durante unos minutos, removiendo ocasionalmente, hasta que se deshaga y forme una mezcla espesa.
Consejo: Si quieres un caldo con un sabor más intenso, puedes licuar el tomate antes de añadirlo a la olla.

Paso 3: Cocinar el caldo
Una vez que la base esté bien cocida, vierte el caldo de pollo o agua en la olla.
Deja que el líquido hierva a fuego alto antes de continuar con el siguiente paso.

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