Después de dar a luz, mi situación hormonal cambió. Mi esposo no paraba de decirme que olía mal: “Hueles agria. Vete a dormir al sofá del salón”. Murmuré algo que lo avergonzó.

Después de dar a luz, mis hormonas cambiaron y mi esposo no dejaba de quejarse de mi olor: “Apestas, vete a dormir al sofá del salón”. Esa noche, le susurré algo que lo dejó profundamente avergonzado.
Me llamo Tanvi, tengo 29 años. Hace tres meses, di a luz a mi primer bebé en AIIMS, Nueva Delhi. Mi esposo, Raghav Sharma, trabaja como gerente de marketing en Gurugram. Es encantador, atractivo y proviene de una familia adinerada del sur de Delhi. Nuestra boda se volvió viral en Facebook; todos me llamaron afortunada. Pero solo unos meses después de ser madre, mi mundo empezó a derrumbarse.

Tras el nacimiento de nuestro hijo, Vihaan, mi cuerpo experimentó cambios drásticos. Subí casi 20 kilos, mi piel se oscureció y lo que más me inquietaba era un olor corporal extraño. No importaba cuántas veces me bañara o usara spray, el olor persistía, probablemente debido a las hormonas posparto. Muchas mujeres se enfrentan a esto, pero la humillación seguía siendo insoportable, sobre todo con la creciente impaciencia de Raghav.

Una noche, mientras amamantaba a Vihaan, Raghav regresó con el ceño fruncido. Se dejó caer en el sofá y dijo con frialdad:

“Tanvi, hueles mal. Duerme en la sala esta noche. No se lo digas a nadie”.

 

 

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